domingo, 4 de abril de 2010


"No quiero moverme de mi asiento, a mi costado está una mujer desconocida, a la que tomé de la mano, ahora los dos nos quedamos hasta que acabe la última letra de los créditos del filme.El tiempo se ha dilatado..."
Fue como esa compañera fortuita de viaje largo, esa de la que terminamos abrazados por alguna especie de vacío de las almas, por alguna fuerza que hace que los cuerpos se junten, tal vez la ley de la gravitación universal es aplicable aquí pues los cuerpos se atraen con una fuerza proporcional a la distancia que los separa, pero el espíritu ( si existe tal "cosa") es el que termina gravitando ... Hay algo en los viajes y en las películas que me lleva mas allá del mundo conocido, los grados de libertad que llaman los físicos . En la sala de cine sucede el misterio.

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