Querer hacer cine en el Perú es la elección más quijotesca que se pueda tomar, por suerte siempre habrá quijotes dispuestos a aventurar la vida por un arte que cada vez adquiere mas fuerza.
Y en nuestra ciudad, con varias universidades, llamada estudiantil, con un promedio elevado de cultura a comparación de otras en el Perú, ¿se hace cine?
Hay varios grupos de jóvenes, gente dispersa que quiere y tiene algo que decir, algunos hacen cortometrajes muy limitados, ensayos, experimentos con cámaras caseras, que exhibirán a sus amigos o los guardaran en el cajón del olvido.
Ahora la pregunta es: ¿por qué no se hace cine en nuestra ciudad? La respuesta puede parecer obvia, dirán que el cine es caro, no hay apoyo, y es el único arte donde el artista está prohibido de ser pobre.
En este momento en que la tecnología hace accesible a cualquier hijo de vecino este arte considerado como elitista, algunas personas siguen pensando que hacer cine es algo inalcanzable, (si hablamos de algo Holiwoodense, desde luego), pero lo que mas entristece es que vemos a muchos jóvenes que no les interesa hacer cine porque no han tomado conciencia de la importancia que tiene, no conocen el séptimo arte y su fuerza poderosa, que es la suma de las demás expresiones artísticas, además de la capacidad de crear conflictos y esperanzas, conocerse individual y colectivamente, mostrar el alma de un lugar o inventarlo y socavar, si se quiere, sutilmente las bases de un sistema que no convence.
Cabe preguntar si los jóvenes quieren seguir siendo habitante de un país que no tiene imagen mas allá de cierto grupo socio económico, un país desconocido para el mundo, es decir, que no existe, que no es capaz de verse a si mismo, de analizarse y mostrarse en documentales, que no es capaz de crear ficciones que provengan de su acervo, de el aire y el ambiente que respira cotidianamente.
¿Por qué queremos hacer cine francés, norteamericano, o coreano y nos vemos tan abrumados que ya no intentamos nada? ¿Por qué no hacer cine peruano o cine Arequipeño?
Soñar no cuesta nada, motivarnos cuesta un cierto esfuerzo, creer en nosotros mucho mas. No pongamos de excusa el dinero, una buena película nace solo de recursos intelectuales.
Pero ¿qué es una buena película? Si logramos ser diferentes estaremos mas allá de esa pregunta y con eso bastará para estar bien compensado nuestro esfuerzo de realizadores.
Arremetamos con nuestras imágenes contra los que dicen que no podemos, no importa al principio las limitaciones técnicas, lo importante es tomar una cámara y hacer, decir algo, algo nuevo.
No seamos directores de cine sino realizadores, creadores de mundos en siete días o menos.
En Puno o Ayacucho se produce; dirán algunos críticos que ese cine esta preconcebido para ser apreciado en un contexto, que no tendrá valor mas allá de sus fronteras, además que adolece de muchas deficiencias estéticas, técnicas y está echo para la taquilla local; pero ¿acaso eso no es lo que sucede con el cine peruano en general?. Pues visto desde el extranjero el cine limeño es tan “provinciano” y deficiente como cuando vemos al cine made in Puno.
Por otra parte ¿que derecho tiene una ciudad como Arequipa a opinar y criticar “ese cine” si no ha hecho prácticamente nada?.
¿Por donde partir? La respuesta es - ya que no tememos nada - partir de cero, comenzar haciendo viñetas con papel y lápiz, el guión y la película en nuestra mente. Con las imágenes lo más claras posibles, luego escribir el guión, debatirlo, reestructurarlo, ser exigente pero por sobre todo tener una sana obsesión de ser diferente sin ir por el camino del esnobismo, lo cual es difícil. Sacudámonos del aletargamiento, prestémonos una cámara, pidamos a conocidos que actúen, editemos donde el amigo.
¿Es esto hacer cine? Tal vez no, pues el soporte y las deficiencias técnicas están en proporción al dinero. Pero quien puede juzgarnos, toda comparación es una ofensa, con lo poco que tengamos si hacemos algo diferente jamás podrán compararnos porque no habrá punto de referencia, seremos marginales del cine y eso a mucha honra, seremos realizadores.
Hagamos pequeños festivales para exhibirlas o subámoslas a internet, debatamos, hagamos una retroalimentación de ideas, critiquemos para seguir mejorando, no seamos como muchos escritorzuelos snobs que abundan en la ciudad y que por publicar un libro de poemas se solazan en una fama relativa, se regodean, se autosatisfacen y lo peor es que se aletargan, y no se reinventan.
Lo mejor de partir de cero es que solo queda subir, ir mejorando. Debemos buscar gente que nos apoye, que crea en nosotros, productores.
Si Arequipa esta mejorando económicamente, no faltarán mecenas, y si además tenemos el espíritu, la sensibilidad, la convicción y buenos guiones, el financiamiento llegará por añadidura, entonces nacerá realmente el cine Arequipeño.
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