Ni tu ni yo lo sabemos, una mirada, un roce de mano nerviosa, ese desprecio que retorna como una brisa y luego se va, luego cede a algun impetu ancestral. Pienso en los perfumes, en besar ese cuello tibio y suave, luego veo lo que ha hecho el alcohol con estos seres incapaces de comunicarse, a ti te hace hablar y hablar tal vez para defenderte de ti misma, tal vez sabes que tengo la intencion de besarte, pero mientras mueves los labios desaforamente no puedo hacerlo, no, porque hay en esa situacion algo que me lo impide.
En el taxi el monólogo persiste y las ganas de besarte ceden al mareo y al sueño, solo me queda dormir en tu hombro pensando en otro taxi que me llevaba no tan ebrio a otra cita en un mundo sin palabras.
Me dejo dormir...